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La política es un tema del cual no me gusta hablar, no pensaba escribir ningún post sobre política (y éste no lo es), pero la verdad es que después de leer y escuchar sopla-polleces en el entorno valenciano, me he dado cuenta que los políticos tienen mucho que aprender sobre los emprendedores y en concreto sobre metodologías ágiles como Lean Startup. Y me explico.
La metodología ágil Lean Startup se basa en escuchar, esto se refiere a entender las necesidades del cliente. Extrapolándolo, los políticos deberían escuchar más a sus clientes, nosotros los ciudadanos. Y como en Lean, se puede hacer a través de entrevistas personales y también de encuestas para conocer de cerca los problemas y posibles soluciones.
Habiendo entendido bien las necesidades de los ciudadanos, empezamos a recopilar datos y conclusiones. Sacaremos diversas afirmaciones que creemos ciertas, las cuales llamaremos hipótesis. Estás hipótesis son sólo suposiciones de lo que creemos haber entendido después de hablar con cientos o miles de nuestros ciudadanos.
Con las hipótesis en la mano, empezaremos un proceso de validación para comprobar que lo que creíamos cierto realmente lo es. En una startup tecnológica se consigue mediante lo que denominamos MVP (Minimum Viable Product), se trata simplemente de un prototipo que nos ayude a cuantificar estadísticamente la necesidad que pretendemos cubrir. Por ejemplo, en una web de reserva de restaurantes, podríamos querer validar la necesidad de que los usuarios quieren buscar por nombre de restaurante. Sería cuestión de comprobar cuántas búsquedas se producen y de ellas, cuántas son las que el campo nombre de restaurante aparece relleno. Si esto es utilizado por un conjunto de personas lo suficientemente grande, la hipótesis estará validada.
Trasladando esto al sector político, podríamos poner un ejemplo urbanístico con la peatonalización de una calle. En este caso, podríamos cerrar al tráfico dicha calle durante un tiempo determinado y estudiar el comportamiento de los actores implicados, tanto de los más afectados como vecinos, comerciantes, etc., como de las personas que usualmente no transitan por la calle en cuestión. Deberemos analizar una muestra de personas que, en nuestra opinión, sea lo suficientemente grande para que la hipótesis pueda darse por validada, un ejemplo sería, que 70 de cada 100 peatones estén conforme y que 50% de los conductores afirmen lo mismo.
Si directamente empezásemos a poner adoquines por doquier, es posible que al poco tiempo, los vecinos afectados promuevan una manifestación para abrir al tráfico la calle, porque creen que afecta negativamente al pequeño comercio al no poder aparcar cerca de las tiendas, por ejemplo. Con esto, tendríamos que volver a invertir tiempo y dinero en asfaltar la vía para dejarla como estaba. En definitiva, habremos despilfarrado dinero público para absolutamente nada.
El no escuchar al cliente y el no solucionar sus problemas hará que nuestro negocio pase desapercibido, nadie nos compre. Para un emprendedor es relativamente fácil darse cuenta de esto observando diversas métricas sobre nuestro negocio como usuarios, recurrencia, ventas… En el caso de los políticos es más difícil, pues sólo se dan cuenta cada cuatro años cuando ven que en los sondeos están perdiendo votos, es entonces cuando se apresuran por intentar captar más ‘usuarios’ y… señores políticos, escuchar al ciudadano es una constante diaria, no sólo en pre-elecciones. Atiende y escucha al ciudadano, en definitiva, nosotros somos tus clientes y si tu negocio no nos gusta, no volveremos a comprar en él.
Be lean my friend.
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